lunes, 19 de diciembre de 2011

Mikael, Thoth, Tehuti

“Atributos del Señor de las Huestes”

Escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa

Inauguración: Miércoles 21 de diciembre, 10:00 pm.
Del 22 de diciembre 2011  al 21 de febrero de (De 11:00 am. a 5:30 pm)
Lugar:  Restaurante -Hotel -Galería “Fallen Angel”. Plaza Nazarenas 221-CUZCO.
Contacto:  Carlos Bardales. Cel: 984 722666.
Email: bardalesc@yahoo.com     
   
Con esta muestra soberbia, aplastante y a la vez liberadora, Carlos Bardales nos transporta por la magia de su arte, a momentos primordiales, haciéndonos testigos del singular proceso constitutivo del cosmos, mediante un discurso profundo hilado con hebras de sabiduría y de pensar metafísico, en el que la vertiente andina le otorga un sello particular. Su estudio de los atributos del Señor de las Huestes Celestiales pone a nuestro alcance significados genéticos y estructurales que nos revelan el ser, el sentido y la trascendencia de las más altas potencias en el ordenamiento de la vida y de las dimensiones en las que ésta se expresa para los humanos de todos los tiempos.


Hoy que el mundo parece derivar hacia el caos, echamos de menos los significados perdidos u olvidados. Ni la conciencia científica del siglo XXI, ni la evasión voluntaria de millones de habitantes de un planeta empequeñecido, se muestran eficaces a la hora de confrontar la desintegración y el malestar general de las culturas. Por ello, hay que valorar el testimonio de Carlos Bardales, como una preocupación por el significado del significado y como una reconstrucción maestra de la conciencia holística arrebatada o perdida.

La presencia de la luz y del orden, en el imaginario del artista, indican que el proceso de transformación generatriz se halla en un estado avanzado de estructuración. En ese estado primordial avanzado, ya se ha gestado el embrión de oro –a cuya imagen y semejanza micro e infinitesimal se gesta el ser humano–, un embrión, Wayna P’unchaw o “Niño Manuelito” que prefigura al ser de poder pleno en su imponente presencia, tanto que gobierna desde la matriz energética los mundos creados, desbordando cualquier límite con infinita sabiduría. Se hace así evidente un universo coherente, integrado a partir de un centro que controla redes interconectadas por una especie de supremo cordón umbilical.


En su desnudez, el embrión dorado expresa una manifestación natural superlativa. El poder del intelecto divino no mengua del centro a la periferia, antes bien se acrecienta, porque se trata de un Sol de soles cuya fisión detona armónicamente, matemáticamente, liberando su inagotable flujo. El agua celeste mana de los ojos del niño divino, fuente de vida, de animación, de kamay eternamente renovado.

El hierofante mediador se sitúa también en un centro circunstancial que le sirve de palestra, sus alas florecientes lo elevan a las más altas esferas, como ángel encubierto. En un contexto de penumbra insondable, custodia la pócima de la iluminación y la ubicuidad, con inescrutable gesto ante los vientos cósmicos. Aquí es un frater encapuchado, en otro momento será el mago o guerrero, el altomisayoq, paqo o el yatiri de los Andes.

¡Mikael! ¡Qué gran héroe cósmico! Es con seguridad el más grande guerrero y mediador de todos los tiempos, digno rival del retardor, de su par eterno. Este arcángel de Bardales se muestra desplegando su poder con maestría, luce dominante y armado de una lanza, illapa o rayo irresistible, una lanza que petrifica y despetrifica, que domina el silencio o el fragor absolutos. Mikael salido de la paleta del iniciado luce magnífico a los ojos del hombre y es perfecto a los ojos de Dios. Tiene Mikael el control de la fuerza inteligente porque actúa según el diseño que le ha sido revelado.

El guerrero santo, blande a su tiempo y con grandiosa serenidad una espada flamígera y trina con la que vence a las fuerzas oscuras conforme a la tradición occidental. En los Andes habría que imaginar huestes de ángeles de la noche y otras de ángeles del día que se mueven interpenetrando alternativamente en los espacios opuestos. El principio fundamental compartido, en este caso, es la dualidad, la interacción de los contrarios en un tiempo cíclico.


El Mikael de la Paz, expresa la intencionalidad de no sólo pensar el cosmos con categorías andinas sino de reconstruir la visión del tiempo primordial apelando a las representaciones concretas de los pueblos originarios, a sus hiwayas (piedras del rayo o de la serpiente), warak’as (hondas) y retablos. Nuestro artista va lejos, se pertrecha de toda suerte de elementos andinos, con carácter de significantes auténticos, que agregan sacralidad a las re-presentaciones que salen de sus manos, de su mente y de su corazón o sonqo, tenido como repositorio de la memoria. El arcángel danzante del altiplano sur peruano y boliviano, actuando junto a diablos y diablesas hace patente el esfuerzo de generar orden en contextos de interculturalidad.

Otro tema fascinante es el que motiva el cuadro llamado “Aurora” y que bien podríamos designar como “Alba Áurea”, destinado a describir el secreto alquímico de la divina transformación con Hermes o Mercurio como agente u oficiante epónimo, portando sendos caduceos en ambas manos. Otra vez los amarus o sierpes míticas empatan las tradiciones universales en un argumento supercultural, mostrándonos una sabiduría arquetípica, planetaria y zodiacal, de la que no fueron ajenos nuestros ancestros, aquellos que emergieron en las paqarinas del mundo andino.

En suma, un universo fascinante que sobrecoge, respondiendo y repreguntando a la vez sobre la manera en que desde el Cuzco, centro terrestre del mundo, pueden irradiar fuerzas capaces de ayudarnos a sortear con éxito la gran crisis de estos tiempos en que los extremos se vuelven a tocar.

Lima, diciembre del 2011.
  

viernes, 16 de diciembre de 2011

Cambios en la manera de predecir el futuro

Escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa

Una visita provocadora
Hace unos pocos días, en una de las salas del Congreso de la República, tuve oportunidad de escuchar la interesante conferencia de José Luis Cordeiro sobre “El futuro de América Latina al 2030”. No hay duda que su exposición tuvo la virtud de presentar un panorama comprensivo sobre el fascinante futuro que resulta del desarrollo superacelerado de la ciencia y la tecnología; de hecho, lo que Cordeiro dijo tuvo los ingredientes que aportan el realismo del experto funcional y la seducción del comentarista ameno.

Pese a mi entusiasmo, compartido por muchos de los que escucharon al disertante, eché de menos que Cordeiro, en definitiva, no focalizase su atención sobre América Latina. Es claro que la perspectiva general de su discurso fue perfectamente útil para contextualizar los requerimientos de política de todos los Estados del mundo, con vistas a un futuro cada vez más presente, pero aparte del hecho que nuestros legisladores no parecen estar muy interesados en esto, es cierto que nuestra sociedad entera se muestra más preocupada por la solución de sus problemas inmediatos, apremiada por las coyunturas, sin ánimo de considerar con seriedad las perspectivas futuras aceptadas como componente de cualquier planeamiento estratégico.

¿Fueron siempre así las cosas?
Pero, conviene preguntarse, si esta actitud displicente o desentendida ante el futuro ha sido la misma a través de los tiempos. La respuesta es no. La historia de los pueblos más antiguos nos muestra que la preocupación por el futuro, por el curso de los acontecimientos venideros, ha sido poco menos que universal y que la satisfacción de esta necesidad solía estar confiada a prácticas adivinatorias, premonitorias y mágicas. La observación del canto y vuelo de los pájaros, de las entrañas de animales sacrificados, de los fenómenos celestes, así como de la disposición adoptada por elementos arrojados sobre una mesa o manta (granos de maíz, hojas de coca, piedras de colores, etc.), eran medios indirectos comunes utilizados por los habitantes del mundo andino prehispánico, por miles de años antes de producirse la llegada de los europeos en el siglo XVI. Otras veces, los “naturales” recurrían a medios más directos y expeditivos como el de consultar directamente con las divinidades, visitando a los oráculos para escuchar la voz de los seres de poder, en lugares que operaban como centros de peregrinación y que ahora podemos estar seguros se especializaban en el acopio de información (dado que eran, seguramente, los más altos centros de inteligencia de su tiempo).


Los oráculos deben haber tenido un cierto nivel de acierto, muchas veces verdaderamente alto y acorde al enorme prestigio que llegaban a gozar (caso de las wakas Pachakamaq, Pariaqaqa y Titiqaqa, por ejemplo). Cabe pues pensar que los especialistas al servicio de las wakas-oráculo eran más que simples adivinadores, y que no pronosticaban el futuro limitados a seguir sus intuiciones o librados por completo al azar en sus predicciones. Los agentes futuristas (sacerdotes o kamayoq) evaluaban “información clasificada”, por decirlo así, manejando variables múltiples y calculando probabilidades con sustento empírico. Pienso que los oráculos eran centros de trabajo intelectual intenso y sofisticado para su tiempo y que disponían de una red de información con centros regionales y locales interconectados (los seqes) y emisarios (zorros de arriba y zorros de abajo, zorros a vista de pelo y zorros encubiertos). No debieron ser, en ningún sentido, sujetos que medraban de la ignorancia y buena fe de los creyentes y peregrinos, debieron estar muy lejos del charlatán o “vendedor de sebo de culebra” de nuestros tiempos. Siendo así, estos antiguos futuristas habrían cumplido funciones complejas no sólo de carácter sociológico y psicológico, sino y principalmente político, ligadas a satisfacer las inquietudes tanto del pueblo común cuanto de los más altos representantes de las múltiples etnias y aún del supremo gobernante, el sapan inka.

Temer o no temer ¿es ese el dilema?
Esta digresión era necesaria para empatar con la futurología o prospectiva contemporánea, un quehacer científico ocupado en el estudio del futuro para comprenderlo y poder influir en él. La tentativa sistemática de identificar las tecnologías emergentes que con probabilidad estarán produciendo grandes beneficios económicos y sociales a la humanidad de aquí a un cierto número de años, está cubierta –justificadamente por cierto– de un halo de prestigio que le otorga su convivencia sostenida con los más conspicuos centros de investigación científica y tecnológica. No obstante, la tarea de imaginar escenarios futuros posibles, denominados futuribles, no dista mucho de aquella que estuvo confiada alguna vez a las waka-oráculos, con la diferencia que ahora se dispone de medios más contundentes para evitar o acelerar los hechos u ocurrencias futuribles.

En estos devaneos nos damos con la ingrata noticia de que los super-cerebros mecatrónicos ya han demostrado ser largamente superiores a los mejores exponentes de materia gris humana, en la solución de diversos problemas. A este paso, no puedo dejar de pensar que muy pronto los futuristas serán los nuevos waka kamayoq, pero que las predicciones provendrán de oráculos mecatrónicos a los que quizá nos veamos obligados a adorar. Aún así, esto no me preocupa tanto, porque dispongo de mis propias wakas-oráculo. Lo serio del asunto parece ser que todo está siendo reducido al control de variables tecnológicas y cognoscitivas, en general, sin que haya mucho lugar para cuestionar valores, tales como: al servicio de quien, en el dominio de quien y con qué propósito declarado o no. Aún no han llegado los días futuribles y podemos pensar a viva voz sin temores.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El significado del arte

Rodolfo Sánchez Garrafa

El significado del arte abarca necesariamente dos aspectos: el arte como proceso y el arte como producto (Bullón 1976), además de su utilización como instrumento.

En cuanto proceso, el arte es una experiencia vital mediante la cual el hombre busca expresar su mundo interno y el mundo exterior que lo rodea. La necesidad de representar en forma permanente y concreta las emociones, los pensamientos, los anhelos, los sentimientos, las rebeliones, se manifiesta a través de formas, líneas, color, movimiento, palabra, espacio, luz y ritmo. He ahí por qué en todos los pueblos el arte ocupa un lugar importante en la vida del hombre.

El arte es, entonces, un proceso creativo y a través de éste el hombre proyecta su percepción, su entendimiento, su apreciación, su reflexión, su sentimiento sobre el mundo físico y social en que está inmerso. Esta proyección parte de hechos (cualquiera que sea el origen de los mismos) y los procesa creativamente, con el pensamiento, intuición, imaginación y fantasía. En toda creación artística existe el deseo de expresar o postular una idea determinada, en la cual concurren a la vez las vivencias psíquicas y las vivencias o experiencias sociales; sin embargo, el artista no se limita a expresar tales vivencias, sino que por lo general articula un discurso dirigido a la humanidad toda. He ahí por qué el arte, siendo particular, asume también un carácter universal.

En cuanto producto, el arte es un legado expresivo de la humanidad y una fuente histórica de suma importancia para el estudio y conocimiento del pasado y las distintas culturas.

El arte traspasa las barreras del espacio y del tiempo, y por ello es un medio universal de comunicación. A través del arte descubrimos que hay muchas formas de ver las cosas y esto nos abre el camino de la comprensión emocional, estética e intelectual.

Todos los elementos del arte se encuentran en la naturaleza: línea, color, textura, espacio, forma, masa, pero son los “ojos creativos” del hombre, su mente creativa, el o la que los extrae para un uso simbólico, relacionándolos entre sí y dándoles un orden significativo.

El arte es, en suma, una interpretación de la naturaleza o del medio social, una proyección del ser individual y social, por esto su valor no se mide por la técnica, sino por el carácter y contenido de los valores espirituales que se definen por medio de la manifestación artística.

La perspectiva de una Educación por el Arte se construye sobre un diagnóstico de las características que muestra el arte en una sociedad determinada. En aquellas que como la nuestra se hallan sumidas en la dependencia, es donde el arte suele circunscribirse a un conjunto más o menos amplio de prescripciones mecánicas, y de memorización de aspectos cognoscitivos sin contenido estético vivo, situación que conduce a la sustitución del arte por un sucedáneo abstracto deformante que ciega la fuente de toda posibilidad de expresión artística.

Por el contrario, el arte como un medio, como una parte importante de la formación del hombre, con cualidades de ser libre, crítico, creador, nos ayuda a recobrar su naturaleza como una posibilidad abierta a todos los miembros de la sociedad. De este modo, la creación artística puede ser entendida como expresión propia de cada hombre, como impulso que le permite poder “encontrarse a sí mismo y entrar en comunicación con la comunidad humana”.

El significado integral del arte, en su doble perspectiva de proceso y producto, conduce entonces a una concepción totalizadora, que condensa sus diversos atributos (Sánchez, Ortega, Negrón. et al 1976):

a)   Como creación social: Lo que implica conceptualizar el arte no sólo como creación individual, sino como producto de creación personal influido por las relaciones imperantes en una determinada sociedad, puesto que el hombre como ser social no puede ser aislado de la sociedad.

b)   Como manifestación ideológica: En el entendido que el arte es un fenómeno, un hecho social, que expresa el pensamiento, las ideas, las creencias y los valores de una sociedad.

c)    Como medio de comunicación social: Reconociendo que el arte, no obstante estar situado en la esfera ideológica, es al mismo tiempo un hecho social concreto, sentido en el cual asume el carácter de lenguaje universal. Siendo así que el hombre no crea la obra de arte para extasiarse en la contemplación narcisista de su producto, sino para transmitir su experiencia vital a los demás individuos, es en esta medida un vehículo de interacción social.

d)   Como instrumento para la comprensión de la realidad: Considerando que el arte contribuye al proceso mediante el cual el hombre debe tomar conciencia de su realidad; el arte viene a ser también un instrumento que permite un acercamiento comprensivo al medio ambiente físico y social.


De la convergencia descrita resulta que el arte se da en estrecha interdependencia con todas las demás actividades culturales que desarrolla una sociedad determinada, comprendiendo un amplio rango de actividades creativas desarrolladas por todos los individuos y grupos que componen una sociedad. Es más, el arte trasciende como un medio de acercamiento entre distintas sociedades, lo cual permite entenderla como vehículo de interculturalidad por excelencia, en sus facetas productiva y contemplativa.

Reconociendo el mismo valor a las manifestaciones artísticas sea cual fuere el grupo o el nivel en que se produzcan, la magnitud y riqueza de las expresiones artísticas, que se dan como producto de la capacidad creativa del pueblo, mueven a reclamar una política cultural más comprensiva en el país. Es necesario revalorizar de una manera más sincera el legado cultural histórico del país (Hosoya 2010: 188), lo que significa aprovechar todos los elementos existentes como sustento o fuente de inspiración de una nueva creación que supere en definitiva las tendencias puramente repetitivas e imitativas. Tenemos que entender el arte como un medio importante para la afirmación de la conciencia nacional, de nuestra identidad como sociedad concreta, pero también de nuestra condición de miembros de una sociedad universal que existe y desarrolla en la medida en que lo hacen sus partes.


En cuanto a la Educación por el Arte, su orientación renovadora, supera la conceptuación de las asignaturas artísticas como disciplinas técnicas auxiliares y reconoce a la actividad artística como parte integrante e indispensable de la vida escolar y de todo el proceso educativo. Una Educación por el Arte, que fuese tal, tendría que incentivar en todos los educandos un mínimo de producción artística que favoreciese la expresión de pensamientos, sentimientos y percepciones, en una organización integrada tanto de formas, como de colores, sonidos, movimientos, etc., que desarrollen el sentido estético y la personalidad integral del educando, permitiéndole a la vez la comunicación de lo que percibe, siente y piensa a través de un trabajo creador.

Es deseable que las actividades artísticas dejen de ser ocupaciones internas de exclusiva atención individual y devengan en beneficio colectivo, socializándose y permitiendo que la comunidad disfrute de ellas. Las acciones de una educación por el arte expresan de manera muy evidente los anhelos de la llamada educación permanente. Si bien la técnica y la tecnología depuradas son recursos de crecimiento, la materia fundamental está constituida por aquello que se quiere decir. La plasmación del proceso de creación estética, ayuda a superar las limitaciones del arte como distracción y pasatiempo de unos pocos para convertirlas en necesidad y provecho de todos.


Referencias:

BULLON RIOS, Ada. “Educación por el Arte” INIDE, 1976.
SANCHEZ GARRAFA, Rodolfo; ORTEGA CHACÓN, Percy; NEGRÓN ALONSO, Luis; y otros. “La Situación de la Educación por el Arte en el Perú”. INIDE, 1976.
HOSOYA, Hiromi: La representación de lo inca y su intertextualidad: historia, memoria e ideología. En Miradas al Tawantinsuyo. PUCP, Lima 2010.


viernes, 11 de noviembre de 2011

El diablo entre los ángeles

Rodolfo Sánchez Garrafa

A través del diario “El Peruano” (08.11.2011) nos enteramos hace unos pocos días de la sensacional noticia difundida por la agencia Efe: Chiara Frugoni, experta medievalista, descubrió el rostro del diablo en un antiguo fresco realizado por Giotto de Bondone en la basílica superior de Asís, en Perugia. En efecto, desde 1290 a esta parte, por un lapso de ocho siglos, nadie se había percatado de esta misteriosa presencia en una escena sobre la muerte y ascensión de San Francisco, que muestra a la Santísima Trinidad rodeada de una corte celestial. Mirando con atención, podemos apreciar claramente el inconfundible rostro de Lucifer, junto a una decena de ángeles. Satanás aparece entre las nubes, pintado de perfil, con nariz ganchuda, cuernos negros y una leve sonrisa.


Dice el reporte de Efe que –según el padre franciscano Enzo Fortunato- "En el Medioevo se tenía la creencia de que en el cielo habitaban indistintamente ángeles y demonios. Los primeros llevaban las almas de los justos al Paraíso; los segundos atraían las de los condenados".

Lo que quiero decirles a mis amables lectores, a propósito de la noticia comentada, es que apenas puse los ojos en ella me vino al recuerdo un pasaje de la vida de Job y de un texto que al respecto escribiera mi padre hace ya muchos años: “Aunque los hombres se rían de Satanás, aunque lo marginen de sus creencias o –en otros casos– lo adoren o reverencien, aunque lo desconozcan o reconozcan, la verdad es que el propio Jehová lo tiene en gran estima” Dicho esto, invitaba a leer el siguiente pasaje:

Fresco 20 de Giotto: Vida de San Francisco de Asís
“De vez en cuando hay asambleas de esos «hijos de Dios» y el Dios Altísimo los preside. Él nos ha revelado ese hecho en su palabra escrita. Los informes más antiguos que tenemos de esas asambleas celestiales están registrados en los dos primeros capítulos de Job. Ahora bien, en la parte anterior de la vida de Job, llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová, y aún Satanás procedió a entrar allí mismo entre ellos. Entonces Jehová le dijo a Satanás: –¿De dónde vienes?. Ante esto, Satanás le contestó a Jehová y dijo: – De discurrir por la tierra y de andar por ella”.

El artista florentino
Prosigue mi padre: “Unos versículos después, en el siguiente capítulo, hay el informe de una segunda asamblea de Jehová con sus hijos celestiales, y de nuevo esa persona de espíritu llamada Satanás aprovecha la oportunidad (Job 1: 6, 7; 2: 1, 2). Esas asambleas que nuestra vista no puede ver, tienen propósito, y el Dios poderoso mantiene el orden en ellas. Todos los que están presentes tienen que responderle en cuanto al lugar o lugares en que estuvieron y lo que anduvieron haciendo. Hasta el individuo llamado Satanás tiene que ser respetuoso, aunque él sea lo que su nombre desfavorablemente indica que es: el sobresaliente «resistidor» de Jehová Dios”.

Corto aquí el escrito de mi padre, para pasar a hacer mis propios comentarios. Tal parece que las ideas del Medioevo no estaban muy alejadas de los textos bíblicos, en cuanto a los periódicos y naturales encuentros entre seres del mundo de arriba (de la luz) y seres del mundo de abajo (de la oscuridad), la motivación de esos encuentros o asambleas es lo que habría sufrido cambios según la mentalidad de los hombres de la época. Como andino, encuentro en todo esto algo más que una coincidencia con nuestra cosmovisión de origen prehispánico. Muchos relatos de nuestra tradición oral hablan de los encuentros o tinku, entre seres de mundos opuestos, y de la necesidad de intercambiar información. Podemos decir que tradiciones diversas, comparten una sabiduría fundamental respecto al cosmos y a la forma en que los opuestos interactúan.


Adelanto que el buen Giotto de Bondone, tuvo que tener presente lo que la propia Biblia enseña. No podía haber encontrado un mejor escenario para expresarlo, no otro más, sino la basílica que custodia los restos mortales del mínimo y dulce Francisco de Asís, aquel santo para quien el cosmos entero era una realidad animada e interactuante. Quizá por ello, le estuvo reservada a la orden por él fundada una misión particular en esta parte del mundo.

L.11.11.2011.

sábado, 22 de octubre de 2011

Cholas en la lucha: Fusiles contra Warakas

Escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa

1.  Un libro muy oportuno

El más reciente libro de José Luis Ayala sobre la huelga antiminera de los aymaras del Perú es un texto por demás oportuno. Se escribe y se publica en el momento preciso. En términos del tiempo de mediana y larga duración, este libro será visto en el futuro casi como un testimonio en tiempo real.

Hay razones sustantivas que abonan a favor de esta apreciación. De pronto el Perú entero se ha dado de cara con protagonistas del acontecer histórico hasta ahora ignorados o mirados con displicencia. Como partícipe del examen hecho por Ayala, he convenido con el análisis que pone de relieve la aparición inesperada del pueblo aymara como sujeto político. Hasta hoy el término aymara vino siendo cosa de evangelizadores, etnógrafos y otros científicos sociales. De pronto la sociedad nacional se ha preguntado ¿Quienes son estos aymaras? y felizmente la respuesta no ha tenido que provenir de los servicios de inteligencia, que suelen hablar de subversivos, violentistas, secesionistas, rojos, izquierdistas, radicales, podríamos seguir engrosando esta lista. En este sentido, el libro de Ayala es oportuno porque ensaya una respuesta racional y necesaria desde el propio mundo andino. La nación aymara es inmemorial. Los aymaras han resistido a un régimen colonial inhumano premunidos de un temperamento libertario. Los aymaras han buscado por décadas el diálogo que les permita alcanzar la justicia. Las luchas aymaras han ido de la palabra al reclamo, de la paciencia a la lucha frontal. Hoy los aymaras están también situados en la “ciudad letrada” y son competentes en el manejo de todos los conocimientos humanos.

Hay, finalmente, una razón más de oportunidad, esta vez de orden procesal. Es necesario traducir los hechos, los acontecimientos, en masa crítica y ello se logra por la vía del aprendizaje reflexivo. En este sentido “¡Mata a esa chola de la waraka!” es una aproximación evaluativa y propositiva que tiene a la vista la descolonización del poder y la formulación de objetivos nacionales. ¡Cuanta razón tiene el lingüista al distinguir lo oportuno de lo oportunista.


2.  Los aymaras llegaron ya

Estamos notificados que los aymaras, quienes desde hace décadas irrumpieron con su exitosa incursión económica en la vida urbana, están hoy con todo derecho decididos a conseguir el espacio político que les corresponde. Los aymaras llegaron ya, y no lo han hecho bailando el chachachá sino al fragor de una huelga indefinida, en olor a epopeya, sellando su reencuentro con los fundamentos de su identidad. El paso de los días no debe hacernos mirar los hechos con triunfalismo. Puno ha vivido un terremoto en su historia y los aymaras han vivido días de sufrimiento; sin embargo, no puede negarse que han dado un gran paso en la construcción de su historia reciente.


Ha concluido un episodio y al cierre del mismo se ha dicho: “Aymaras apuestan ahora por la consulta popular en lugar de minería cero”. De hecho, el “perro del hortelano” no es irracional, es más, nunca lo ha sido. A la racionalidad de la cultura aymara se suma ahora la habilidad y el manejo intercultural de sus dirigentes y su vanguardia intelectual. Los aymaras de hoy consideran que el intelectual con identidad no tiene que dejar de ser aymara, sino que compartirá al lado de sus paisanos las vicisitudes de la cotidianeidad y el compromiso con la transformación social de su nación. Como dice Walter Paz Quispe, ser aymara es un modo de vida feliz, un punto de explosión humana llena de milenaria grandeza espiritual (Ayala 2011: 230).

3.  Contra la agresión a la Madre Tierra

En memoria de los ancestros y teniendo a la vista el compromiso de todos los peruanos con las futuras generaciones para la supervivencia de nuestros pueblos, naciones y comunidades, la huelga antiminera de los aymaras del Perú ha ratificado una milenaria lucha y compromiso por defender el vigor de la Pachamama o Madre Tierra del mundo que habitamos.

No se trata de una irracional oposición a la actividad minera, sino una exigencia a que tal industria extractiva se desenvuelva con el mínimo de respeto aceptable al sostenimiento del ambiente. No es posible permanecer impertérritos mientras insustituibles colchones acuíferos son destruidos. No es posible conciliar el sueño, mientras manantiales y lagunas son desecadas para siempre. No es posible seguir llamándonos humanos mientras el rostro de la tierra es desfigurado sin clemencia y su corazón mismo acuchillado. Cierto que nuestro país necesita los recursos que provee la explotación minera, pero es cierto también que la normatividad tiene que prever los casos en que es absolutamente improcedente otorgar concesiones mineras. Es lógico que tengan que existir áreas intangibles o de ineludible protección.


La Madre Tierra vive y lo hace también en cada mujer valerosa de los Andes. «Una mujer empezó a blandir una waraka para enviar una piedra a larga distancia. En eso se escuchó la orden de un oficial de la policía que dijo: “¡A esa chola de la waraka, mata a esa chola! ¡Mátala carajo! ¡Mata a esa chola de mierda”, la mujer cayó aparatosamente al suelo con un balazo mortal en la cabeza» (Ayala 2011: 81). La chola de la waraka se llamaba Petronila Coa Huanta. Como bien ha dicho J. L. Ayala, en el futuro esta mujer será reconocida con la categoría de heroína de las luchas sociales peruanas.

Nos ha tocado vivir un tiempo en que los héroes y heroínas míticas se hacen de carne y hueso. En un pasado remoto una mujer kuraka inka llamada Chañan Qurikuka luchó a la cabeza de su gente en el barrio de Chococachona y consiguió la retirada de los chankas; como ella, la heroína de hoy tiene que ver con las manifestaciones de un nuevo tiempo histórico y quizá con el diseño de nuevos términos de trato con los poderes transnacionales.

4.  Una mirada a la violencia política y cultural actual en los Andes

Hasta hoy el discurso nacional es únicamente una construcción oficial, es decir, asumida por los grupos hegemónicos que detentan el poder del Estado. Los sucesos recientes, de avasalladora presencia protagónica de los pueblos originarios muestran que la formación nacional ya no es imaginada solamente desde la perspectiva oficial o desde sus epígonos sociales.


Hay un nuevo proyecto alternativo, un proyecto plurinacional que va más allá de aquella idea que anhelaba una nación mestiza. La intercultura no pasa necesariamente por el mestizaje que es más bien una noción biológica o si se quiere genética, pero en términos culturales las relaciones son efectivamente como mil flores, y todas ellas tienen el derecho de abrir sus corolas para saludar al Sol.

La fuerte discriminación social y cultural que ha existido y subsiste en el Perú, conlleva segregación y menosprecio. Nuestra sociedad estamental distingue a sectores ubicados en polos opuestos: criollos frente a cholos, mestizos frente a indios. La conminatoria frase: “¡Mata a esa chola de la waraka!” evidencia una obsesión y un estereotipo discriminador que ya no se condice con la realidad, que es históricamente anacrónico. Quien espeta el despropósito es seguramente un cholo camuflado o “mistificado” bajo un aparato cultural o un uniforme. Del otro lado, está la victima que puede corresponderse con el imaginario tradicional del cholo o la chola estigmatizada, pero que ahora se manifiesta en la práctica con posibilidades de apropiación de una identidad étnica propia: Nosotros no somos indios, tampoco somos cholos, nosotros somos aymaras.

Referencia:
José Luis Ayala Olazábal (2011): “¡Mata a esa chola de la waraqa! Huelga antiminera de los aymaras del Perú” Arteidea, Lima. 410 pp.

L. (Casa de Mariátegui) 19.10.2011.

sábado, 8 de octubre de 2011

El diálogo intergeneracional

Escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa


En nuestra cultura andina los términos del diálogo intergeneracional se hallaban bastante bien estructurados. Entre los jóvenes y los adultos mayores, pese a la diferencia de edades y a los roles distintivos que la sociedad asigna en cada etapa del ciclo de vida, eran muchos los intereses y lazos que unían a los viejos y a las generaciones de recambio:


El diálogo intergeneracional era, según parece, indispensable para la reproducción social. Los pueblos de agricultores formaban pueblos de agricultores, los olleros criaban olleros, los pastores altoandinos entrenaban con mucha antelación a los pastores del futuro y éstos aprendían entusiastamente las artes de la crianza y el manejo de las tropas de ganado en sus desplazamientos naturales y planificados.

La relación socialmente ajustada entre las generaciones, dotaba de un cierto espíritu común distintivo a las familias y aún a los pueblos. Las gentes de uno y otro lugar se perfilaban como laboriosas, emprendedoras, aguerridas, sedentarias, nómades, hospitalarias, huidizas, indómitas, altivas, etc., etc.

Los linajes, ayllus, troncos familiares, tenían considerable significación para la identificación social y personal. Ser hijo del Sarasara, del Lago de Chinchayqocha, del Awsangate o del Atakama, era ciertamente importante. Todo hijo de, que se considere tal y no otra cosa, había sido instruido convenientemente en una noción del pasado, mítica, histórica o lo que fuera, y consideraba su deber responder por ello.

Cada quien disponía de una divinidad ancestral, héroe, antepasado fundador, machu, awki o yaya, cuya imagen o personalidad servía de referente en el curso de la vida. Tal personaje era paradigmático no sólo por haber dado origen al grupo social, sino por infundirle fuerza, por hacerle sentir el espíritu de cuerpo y de solidaridad sin la cual había que ser o sentirse huérfano o wakcha.


Ya en pleno siglo XXI, en condición de migrantes implantados en “tierras extrañas” por dos o más generaciones, privados del calor familiar próximo, nutridos sólo por la añoranza y la fidelidad a la memoria o quizá por algún juramento guardado en el rincón de los más antiguos afectos, encontramos difícil ejercer el rol que los años solían poner en los hombros de los hombres más viejos. Esta dificultad no se limita a los mil y un dolores de cabeza que conlleva lidiar con los hijos de otro tiempo, atesorando a la vez el cariño que en desconocidas formas puedan ellos prodigarnos, sino que en el largo plazo, en la larga duración se hace duro encontrar un lugar en la memoria de aquellos a quienes seguimos considerando nuestros, sin importar el tiempo ni la distancia.

En esta sociedad contemporánea, inmersa en las olas de la información bombardeada directamente a los cerebros, las más de las veces poco pensantes, sin interacción afectiva comprobable, estamos avasallados por las muchedumbres que hormiguean en el rededor y nos dejan cuasi solos.

Comprendo la desolación de los jóvenes, es razonable su cuestionamiento y su indiferencia ante los lazos de sangre, territorio y visión del mundo. Es perfectamente explicable su desdén y desenfado, ya no solo frente al anciano extraño que se cruza en el camino sino ante los propios padres carentes de valor a sus ojos. Me apena que ésta pueda ser la situación para aquellos que tienen toda la vida por delante. Pero, créanme, me apena sobre todo la propia incapacidad que podemos sentir los mayores de sentarnos una vez más junto al fuego y relatar el acontecer de los tiempos primordiales. Casi podría ceder a una irremediable depresión existencial, de no advertir las señales de vida que hay que descubrir, como lo hace el hombre que se interna a cazar en el bosque, o como el viejo lobo que se hace a la mar, soñando capturar el pez que esperó toda la existencia.

Dejo aquí las disquisiciones dramáticas, para recoger unas breves líneas que una sobrina mía me escribiera hace muchos años –dicho sea de paso, deseo de todo corazón que ella siga creyendo en el amor:

“Espero que al recibir la presente te encuentres en buen estado de salud, estoy tratando de terminar mi libro, es un poco dramático, ya que lo escribo cuando me siento mal o cuando estoy molesta. Este año tuve una libreta no muy buena, pero en esta última semana de diciembre he dado lo mejor de mí.
Mi obra se titula La historia de un psicópata, un título que no le gusta mucho a mi papá, ni a nadie de mi casa. Me siento inspirada en ti, un gran escritor, ya que en tus poemas demuestras sentimientos que ningún otro escritor puede lograr. Deseo poder escribir como tú lo haces.
Me va bien en mis clases de violín. Ya puedo interpretar El violinista en el tejado y a mi papá le agrada. Espero que en la ocasión que puedas venir te interprete una de las pocas melodías que sé. Aún no di mi examen de tae kwon do, pero lo haré uno de estos días. Me da miedo no romper la madera y decepcionar a mi papá, ya que doy para cinturón azul punta roja. Mi papá me habla de los nombres secretos, pero no se qué nombre tiene. Tío ¿perteneces a algún grupo…?
Mi pequeño hermano está emocionado por la Navidad, por eso se puso a armar el Nacimiento. Lastimosamente rompió uno de los adornos. Cuando mi papá le habla del abuelo, él piensa que se trata de ti.
Sin nada más que contarte, me despido de ti, tio querido. Tu sobrina que te admira.”
Debo decir que respondí oportunamente a esta carta. No recuerdo en qué términos lo hice. Sin embargo, pienso que quizá por entonces yo no tenía la suficiente madurez como para dialogar como ahora hubiese querido hacerlo. De modo que voy a dirigirme a ti otra vez querida sobrina:

“Gracias por escribirme y gracias especialmente por hacerme sentir alguien de valor para nuestra familia. De hecho, tú ya te perfilas como una buena escritora, creo que yo empecé de muy abajo, de modo que puedes proponerte metas muy ambiciosas, nunca serán lo suficientemente grandes para tu talento. Tengo ganas de leer tu libro, tiene un título interesante ¿te inspiraste en alguien en particular? Se me ocurre pensar que un día te va a interesar seriamente la psicología o quizá la psiquiatría. Creo que podremos hablar de estas cosas la próxima vez que nos veamos.
¡Ah, El violinista en el tejado, es una melodía muy linda, será un regalo escucharte. ¿Cómo no va a gustarle a tu papá? En eso del tae kwon do, estoy seguro que romperás la madera. Claro que tienes que aprender a controlar tu poder. A mí me gustaría también aprender algo de artes marciales.
Hablando de nombres secretos, tú también vas a tener uno, te lo diré en secreto y nadie más lo sabrá.
Dale mis cariños a tu pequeño hermano, deseo que crezca sano y fuerte y que tenga algo de las cualidades que tú tienes. Cuídate mucho y ama a tus padres y a tu hermano. Hasta pronto te dice tu tío que te quiere.”


Han pasado los años y pese a todo, siento que me unen muchas cosas a esta mi sobrina, a otros de los miembros de mi familia y a mis propios hijos. Releer esta carta me ha hecho mucho bien. Me ha hecho pensar que todavía puedo hacer algo por mantener un espíritu de cuerpo que puede enriquecer las vidas de los jóvenes que tan impetuosa y vigorosamente avanzan hacia sus propios objetivos e ideales.

El diálogo inter-generacional no necesariamente significa convivencia física, es más bien un sentimiento de identidad que se cultiva y que muchas manos abonan. No todos tenemos que pensar lo mismo, pero podemos sintonizar de ambos lados, el diálogo tiene como base el interés y la apertura, ante lo cual cualquier elogio es subsidiario. Creo que cada quien escribe su propia vida, pero es interesante hacer algún registro en el álbum de los seres queridos. Estas son cuestiones de sentimientos y emociones antes que de argumentos razonables.

sábado, 1 de octubre de 2011

Revista Túpac Yawri entrega su segundo número

Escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa

Es una tarea titánica mantener una publicación cultural periódica en nuestro medio. Se requiere de gran claridad en el propósito y voluntad para perseverar, ambas condiciones son difíciles de reunir, pero en este caso felizmente sucede esto con los editores de la Revista Andina de Estudios Tradicionales Túpac Yawri que llega a su segundo número (2011) con materiales no menos interesantes y provocadores que los presentados en su primera aparición (2008).

A quienes no han tenido oportunidad de conocer esta publicación y hojear su páginas hay que advertirles que el concepto de “estudios tradicionales” no tiene necesariamente que ver con la fidelidad a saberes dogmáticos y menos con una condescendencia respecto a la ignorancia. La idea es descubrir el pensamiento tradicional de los pueblos andinos, el saber atesorado por sus pensadores. Visto así, se trata de acceder a expresiones de cultura que permanecen por lo general fuera de la comprensión cotidiana. No se trata entonces de repetir o imitar lo que hacían otrora nuestros antepasados, sino de entender la racionalidad profunda de sus sistemas cognitivos, conservada en los discursos mítico, ritual, iconográfico y, en general, en textos que pueden ser leídos de una manera diferente a la convencional genérica. Este es un terreno de exploración científica y filosófica a la vez, porque tiene que ver con la visión del mundo propia de cada pueblo y con los ordenamientos estructurales que caracterizan a su naturaleza humana y que, por lo tanto, nos permiten un mejor conocimiento de nosotros mismos y de los demás.

En este sentido, Túpac Yawri 2, reúne un valioso y singular conjunto de estudios sobre la Tradición Andina. Es un volumen que proporciona derroteros de adquisición y comprensión del conocimiento tradicional andino, y que pueden ser abonados en las cuentas de mentes abiertas a la interpretación de las formas originarias y de sus lazos con las formas que se hallan en permanente gestación.

He aquí el sugerente sumario:

Presentación

Artículos y Ensayos
  1. Significado e implicaciones universales de un Mito peruano / Onorio Ferrero
  2. Utopía e infamia del Indigenismo / Fernando Fuenzalida Vollmar
  3. Hortus Hermeticum / Luis Enrique Tord
  4. Raúl Brozovich Mendoza. Una singular dimensión existencial / Rubén Pilares Villa
  5. Poesía y Arqueología (II) / Miguel Paz Varías
  6. Formas básicas y formas combinadas en la cerámica mochica / Jürgen Golte
  7. Una nota sobre la araña mítica en el mundo andino prehispánico / Laura Laurencich Minelli
  8. La túnica inca de Dumbarton Oaks / Gail Silverman
  9. La simbología europea en el manuscrito de Guaman Poma: El águila heráldica y las columnas de Hércules / Victoria Cox
  10. Unas observaciones sobre el origen de la Qillqa del siglo XX / Jan Szemiñski
  11. Apu Qurpuna. Visión del mundo de los muertos en la Comunidad de Pumamarka / Ricardo Valderrama Fernández y Carmen Escalante Gutiérrez
  12. Representación Monumental del Cosmos en murales mochica (Iconografía y tradición) / Rodolfo Sánchez Garrafa


Dossier: Estudios Tradicionales
§    ¿Para qué exponer obras de Arte?
Ananda K. Coomaraswamy
§     La filosofía del Arte Cristiano y Oriental o la verdadera Filosofía del Arte
Ananda K. Coomaraswamy
§    Qué hay que entender por tradición
René Guénon
§     Tradición y Religión
René Guénon
§     El simbolismo del Tejido
René Guénon

Entrevista: La ficción de la historia y la verdad literaria. Entrevista a Luis Enrique Tord por Jaime Urco
Reseñas


Tal como se desprende de este contenido, Túpac Yawri 2 es un volumen excepcional que testimonia con calidad una continuidad con problemas de visibilidad en el desarrollo del pensamiento andino. El acercamiento multidisciplinario a los temas propuestos anticipa un tiempo de producción renovada que ojalá sea sostenida.

Muchos convendrán conmigo en que ha sido un acierto abrir el volumen con el trabajo de Onorio Ferrero sobre el significado e implicaciones del mito, pues el planteamiento de este maestro conjuga bien la sabiduría tradicional con el conocimiento científico. De Raúl Brozovich, yo conocía su producción poética por el libro que publicó la UNSAAC (2006) y las pinceladas que sobre él consigna Ángel Avendaño (1993), pero de hecho siempre quise saber más acerca de él como persona singular; lamento no haberlo conocido en persona, debido a mis largas ausencias del Cuzco. El artículo escrito por Rubén Pilares llena un vacío de información de parte mía y me acerca al entendimiento de la altura existencial alcanzada por Brozovich, a sus otros ojos para ver todo secreto.

Soy un devoto del simbolismo. De manera que en este número 2 de Túpac Yawri hallo mucha agua para satisfacer mi sed de signos. Leer las aproximaciones de Laurencich, Silverman, Cox y Szemiñski es prodigarse oportunidades para pensar. A esto hay que sumar los trabajos ya más familiares, pero siempre fascinantes, de Golte y los esposos Valderrama. Puedo decir también que Tord suma a sus logros como literato e historiador, las de un fino intérprete de fuentes herméticas; su trabajo sobre el Huerto de San Antonio me parece harto sugerente y profundo, tanto que si pudiese me gustaría adentrarme en el asunto. En cuanto a Fuenzalida, diré que aquí me parece más equilibrado que en otros de sus textos y habría que considerar con seriedad su planteamiento para entender uno de los aspectos centrales en la definición actual de nuestra identidad nacional. Desde luego que disponer de lecturas indispensables, salidas de la pluma de R. Guénon, es un privilegio. En mi caso, transmito mi convencimiento respecto a que los frisos monumentales moche, descubiertos en Cao Viejo (1991) y Waka de la Luna (2005) son los de mayor trascendencia para entender la visión del cosmos entre los pueblos prehispánicos de los Andes Centrales. Finalmente, encuentro que Anael Nuit Pilares se insinúa como un gran prospecto en los estudios simbólicos y que como editora ha hecho una gran tarea junto con el equipo a cargo.

La realización material de Túpac Yawri 2 merece un comentario especial. Gran Labor cumplida por los editores. Pulcra presentación, diagramación e ilustraciones impecables, con destacable toque artístico. Impresionan las fotos de pinturas creadas por Carlos Bardales y las fotos de Anael Pilares sobre el Inti Alabado en Qoyllurit'i. Sin necesidad de apelar al lujo extremo, esta publicación es soberbia. Gracias a quienes hicieron posible esta singular publicación.

 Túpac Yawri 2
Centro Andino de Estudios Tradicionales
Atoq Editores
Imprenta Editorial Gráfica Bartolomé de Las Casas
Cuzco 2011.

ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

  Juan Carlos Lázaro “Ni hispano ni indígena, sin embargo, ambos a la vez” (1), es el más reciente título de Zein Zorrilla que forma parte d...