sábado, 8 de abril de 2017

CUZCO: La antigua Madre dadora de vida

Rodolfo Sánchez Garrafa

En este artículo nos ocuparemos de los nombres de la gran ciudad del Cuzco, esto es Qosqo hatun llaqta sutinkunamanta. Según la más difundida versión, la palabra Cuzco proviene de la voz quechua Qosqo y significa «ombligo». El cronista mestizo Garcilaso de la Vega habría sido el autor de lo que Cerrón Palomino considera una absurda afirmación carente de sustento. En verdad, ningún diccionario u otra fuente lexicográfica quechua registra tal significado; sin embargo, no hay duda que la gran ciudad del Cuzco fue considerada como «centro u ombligo del mundo», idea que ha sido común a la cosmovisión de diversos pueblos del orbe respecto al sitio propio concebido con el atributo de ser clave del espacio, eje cósmico o pilar del mundo. Visto así, Garcilaso no distorsionó la realidad, Qosqo fue considerado un centro de poder sagrado, réplica del centro celeste, aunque esa idea sólo estuviese refrendada por el mito.


Existe una voz quechua a considerar, recogida por Gonzalez Holguín ([1608] 1989:70): Ccozqquini rucrini, que él traduce como “Despedrar o desembarazar el solar para edificar, o la chacra”, versión en la que fácilmente se advierte la relación con Qosqo (Cuzco) y Rukri (Lucre), términos que aluden a lugares que han debido ser limpiados y sometidos a movimiento de tierra antes de ser dedicados a la finalidad deseada. De ser así, el lugar identificado como Qosqo habría sido inicialmente preparado para albergar al templo principal de los inkas y a las chacras o andenes adyacentes.

¿Cuáles fueron las operaciones rituales que acompañaron el acto fundacional? Al respecto, existen estudios como el de Sonia Herrera Delgado (2008) que ofrecen una aproximación a este evento. Examinando el ciclo mitológico de los Ayar, hallamos que Auca o Awtqa es el hermano tercero, es un viejo sacerdote a quien el waka Wanakawri encarga tomar posesión de la tierra que habrían de poblar los suyos y que, para hacerlo, llega a volar con las alas que tenía, se aposenta y luego se transforma en piedra. La facultad de volar vincula a este héroe con el trance chamánico y/o el éxtasis místico. El vuelo simboliza inteligencia, comprensión de cosas secretas o de verdades metafísicas.

“Aquí discrepan los indios con mil consejas, afirmando unos que el uno de los hermanos se volvió a Pacarictampu, y entrando en la cueva de donde habían salido, se quedó allá dentro sin que jamás pareciese; y que de los tres que quedaron se convirtieron los dos en piedras, el uno en el mismo cerro de Huanacauri, y el otro no lejos de allí” (Cobo [1653], 1956: 62).

“Desde el cual asiento Mango Capac vido un mojón de piedra que estaba cerca del sitio donde ahora está el monasterio de Santo Domingo del Cuzco, y mostrándosela a su hermano Ayar Auca, le dijo: –¡Hermano! ¿Ya te acuerdas cómo está entre nosotros concertado que tú vayas a tomar posesión de la tierra donde habemos de poblar? ¡Y pues ahora, mira aquella piedra!– y mostrábale el mojón dicho: –¡Ve allá volando (porque dicen le había nacido unas alas), y sentándote allí toma posesión en el mismo asiento donde parece aquel mojón!– Ayar Auca, oídas las palabras de su hermano, levantóse sobre sus alas y fue al dicho lugar que Mango Capac le mandaba, y sentándose allí luego se convirtió en piedra y quedó hecho mojón de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama cozco, de donde le quedó el nombre del Cuzco al tal sitio hasta hoy. De aquí tienen los incas un proverbio que dice: Ayar Auca cuzco guanca, como si dijese «Ayar Auca mojón de piedra mármol»” (Sarmiento de Gamboa [1572], 1999: 73).



Dice Molina (Molina 1989: 72) que Ayar Awqa o Awtqa pasó a ser un mojón o hito de posesión en Awtqaypata (Limaqpampa), inmediaciones de lo que sería el Qorikancha, ya que la otra Awtqaypata corresponde a lo que es la actual Plaza de Armas. Al sentarse en la plaza principal del antiguo asentamiento ocupado (el Cuzco antiguo preinca), Awtqa funge de columna o axis mundi, simboliza el pilar o eje cósmico (Pacha tusan) y, por lo mismo, el punto desde el cual se ordena la pacha o espacio/tiempo. Ayar Awqa Cuzco wanka es el nombre con que va a designarse desde entonces a este bloque de piedra, a manera de columna ubicada en el centro del mundo.

Ayar Awtqa se asienta, para ser precisos, en un antiguo mojón o hito de posesión, que los naturales del lugar (Alqawisas, Kullinchimas y Kayawkachis) llamaban Cuzco casa cacca o Cuzco casa rumi (Qosqo q’asa qaqa ó Qosqo q’asa rumi), como señala Santa Cruz Pachacuti ([1613] 1993) referido también por H. Urbano (1981:106). En Aymara, Buttner & Condori (1984: 179) consignan el sustantivo qusqu que designa a una especie de buitre; también anotan la voz qutquri que traducen por lechuza. No hay razón para preferir, en este caso, la lechuza sobre el buitre (que sería probablemente el Coragyps atratus foetens, identificado así desde 1817 y conocido como «buitre negro andino»).

Contextualizado así, el proverbio Ayar Auca cuzco guanca se entiende mejor como «Ayar Awtqa la mole de granito en forma de buitre» ya que en el registro de Lira ([1944] 2008: 537), se consigna que Wank’a o wanka, voz quechua, quiere decir roca en mole y que Wank’a rumi alude a una mole de granito. En cuanto a la variante Qosqo q’asa qaqa ó Qosqo q’asa rumi, puede ser traducida como «Peñón o roca del buitre/halcón quebrado», pero también como «Piedra del buitre/halcón quebrado». Es sensacional comprobar la correspondencia de esta significación con el relato mítico. 

Una manera en que el Inka establecía pacto con gobernantes de pueblos vencidos era por medio de las dos alas de un halcón, el Inka guardaba una y la restante la entregaba al gobernante sometido, como muestra de confianza y testimonio del acuerdo celebrado (Albornoz [1583-4] 1989: 165). Al parecer, el mito de los Ayar refiere uno de estos pactos con tribus que habitaron primigeniamente el Cuzco, lo que habría dado lugar a la entrega de una de las alas de la wanka instalada en Limaqpampa, mojón e hito de posesión mandado colocar por Manko Qhapaq (los relatos suelen hacer traslape en cuanto a los personajes protagonistas).


“(Ayar Oche) tornose piedra ansí como estaba, con sus alas; y luego se descendió Mango Cápac y Ayar Auca a su ranchería; y descendidos que fueron, vinieron donde el ídolo estaba muchos indios de un pueblo de allí cercano, y como vieron el ídolo hecho piedra y desta piedra le quebraron al ídolo un ala; de donde, como ya le hubiesen quebrado un ala, no pudo volar ya más; y como le viesen hecho piedra, no le hicieron más enojo” (Betanzos [1551], 1999: 19).

El ala quebrada en la wanka o qaqa simboliza perfectamente un acuerdo de no agresión y convivencia con los nuevos señores de la llaqta ahora llamada Qosqo, que en castellano preferimos escribir Cuzco de conformidad con la tradicional escritura en los documentos de la época. Aquí no podemos menos que estar de acuerdo con Cerrón-Palomino (2006), dado que en el siglo XVI, la grafía “z” no representaba una interdental, sino una sibilar apical, es decir, un sonido que se correspondía con el que los cuzqueños pronunciaban efectivamente. De modo que no se habría incurrido en error de escritura. Pase entonces la página de discrepancias entre la rigurosa tradición y decisiones coyunturales como la Ordenanza de 12 de marzo de 1971 mediante la cual la Municipalidad correspondiente dispone el cambio de Cuzco por el de Cusco, modo de escribir que por ahora es una cuestión de convicción, gusto y voluntarismo y quizá todo en uno.


Llegamos al meollo de esta comunicación, para anotar que Cuzco o Cusco, tuvo un nombre ancestral. El antiguo asiento de la Ciudad del Qosqo era llamado Akamama según registros de los siglos XVI y XVII (Guamán Poma [1615] 1993: 31, 66, 67; Murúa [1590] 2001: 45) denominación ésta propia no del vocabulario quechua sino de la lengua aymara como lo es también Akapana (conocido conjunto arqueológico de la cultura Tiyawanako) y como lo son también las denominaciones de Akari e infinidad de otras toponimias que se conservan hasta la actualidad en la zona altiplánica del Collao y en otras regiones del país.

La primigenia denominación de Akamama no ha sido convenientemente reivindicada. Es probable que alguien haya querido ver en este registro una mala intención de Guamán Poma, por una supuesta velada alusión a Aka=herrumbre, estiércol o excremento. Una traducción apurada del vocablo ha llevado a asociarlo con Aqha o chicha. Lo que no se ha tomado en cuenta es que muchos lugares sagrados importantes se asociaron a Jaka o Haka=Vida (Bertonio 1984: 101; Buttner & Condori 1984: 66).


De manera que Hakamama (el antiguo Valle del Cuzco), en clara alusión a su inmemorial importancia como lugar sagrado, fue conocido como “Señora o Madre de Vida” (de haka=vida y mama=madre). Cuzco, por su carácter de centro del mundo y, en concreto, centro del Tawantinsuyu, venía a ser la madre de todas las wakas o lugares sagrados que se ordenaban a partir de ella.

Gracias a la acuciosidad de quienes felizmente recogieron su primigenia denominación, sabemos que el Qosqo o Cuzco fue considerado desde tiempos remotos “Madre de Vida” “Dadora de Vida” o “Kawsay kamaq”, como se explicaría propiamente en términos andinos. Este es un nombre que puede ser considerado un blasón, ciertamente más trascendente que los títulos de Cuzco, primera ciudad y primer voto de todas las ciudades y villas de la Nueva Castilla”, “La muy insigne, muy noble, leal y fidelísima ciudad del Cuzco, la más principal y cabeza de los reinos del Perú” y otros que con justicia ostenta nuestra amada ciudad.


Referencias bibliográficas

ALBORNOZ, Cristóbal de:
1989       Instrucción para descubrir todas las guacas del Piru y sus camayos y haziendas [1581 a 1585]. En Fábulas y Mitos de los Incas (C. de Molina y C. de Albornoz), editado por Henrique Urbano y Pierre Duviols. Crónicas de América 48. VIERNA S.A. Madrid.
BETANZOS, Juan de
1999       Suma y narración de los Incas [1551]. UNSAAC (Transcripción por María del Carmen Rubio), Cuzco.
CERRÓN-PALOMINO, Rodolfo
2006       Cuzco: la piedra donde se posó la lechuza. Historia de un nombre. En Rev. Lexis XXX.1, pp.: 143-184. PUCP, Lima.
GONZALEZ HOLGUÍN, Diego
1989        Vocabulario de la lengua general de todo el Perú, llamada lengua Qquichua o del Inca [1608]. UNMSM, Lima.
GUAMÁN POMA DE AYALA, Felipe
1993        Nueva corónica y buen gobierno [1615]. Fondo de Cultura Económica. Lima.
HERRERA DELGADO, Sonia
2008     La Ciudad Inca del Qosqo. En Rev. Tupac Yawri Nº 1, Atoq. Cuzco.
LIRA, Jorge A y MEJÍA HUAMÁN, Mario
2008       Diccionario Quechua-Castellano  Castellano-Quechua. Editorial Universitaria, URP, Lima.
MOLINA, Cristóbal de (El Cuzqueño):
1989        Fábulas y ritos de los Incas (1574-75). Crónicas de América 48. Col. Historia 16. VIERNA, Madrid.
MURÚA, Martín de
2001       Historia General del Perú [1590]. DASTIN S. L., Madrid.
PACHACUTI YAMQUI SALCAMAYHUA, Joan de Santacruz
1993        Relación de antigüedades desde reyno del Piru (1613). Estudio etnohistórico y lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Edic. IFEA/CBC, Cuzco.
SARMIENTO DE GAMBOA, Pedro
1960        Historia de los Incas. BAE 135, Madrid.
URBANO, Henrique O.
1981       Wiracocha y Ayar héroes y funciones en las sociedades andinas. Centro Bartolomé de las Casas, Cuzco.


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